viernes, 12 de julio de 2013

ESFUERZOS TITÁNICOS

Poner en pie una obra de teatro requiere un esfuerzo heroico, pero si además el presupuesto es cero,  el esfuerzo salta a dimensiones titánicas.  Un Atlante nos debería asesorar antes de embarcarnos en la locura que significa montar una obra sin un solo euro.

Sí, nos volvemos a leer a Brook y su Espacio vacío, volvemos a aprendernos de memoria las consignas de Grotowski: “Repitan conmigo: sin actor no hay nada, lo único indispensable es el actor, el actor, el actor…”. Pues justo en ese punto tuvimos el primer escollo.

La obra estaba elegida: “Españoles, Epi y Blas han muerto”, de David Montero. Y teníamos fecha de estreno :16 de julio en la Sala Cero. Parece que lo más difícil estaba conseguido, pues no…

Antes de comenzar los ensayos, uno de los actores fue contratado para una película (adiós , compañero, me cago en el padre de los hermanos Lumiére);  al director (reconvertido en actor también) a una semana antes del primer ensayo lo llaman para una producción bastante decente, así que adiós. Empezamos a pensar que somos una especie de INEM mágico para los teatreros, todos consiguen trabajo.

Quedamos dos, hemos solicitado una residencia en Alanís de la Sierra para ensayar (era para ensayar otras piezas, pero finalmente ensayamos Epi y Blas, pero esto no viene al caso); así que nos falta uno para poder empezar los ensayos, contactamos con un amigo que está deseando volver al teatro después de tanta tele, pero es celíaco, hipocondríaco y odia la Sierra, así que no viene. Empezamos los ensayos dos actores (de los tres necesarios) y sin director. ¿Quién dijo miedo? Doy un paso al frente,  lo dirijo, actúo, bailo y hago los carteles si es necesario. Al fin y al cabo, el trabajo de dramaturgia está medio hecho y no se me da mal. Primeros ensayos con dos actores y una silla vacía para el tercero (que andamos en su búsqueda), algunas llamadas, envío de texto y síiii tenemos al tercer actor, es un cómico, músico y está deseando incorporarse, aunque tiene un estreno antes y no podrá ensayar hasta dentro de un mes. Da igual, como si le están saliendo pechos en las rodillas. ¡Adelante!

Estábamos eufóricos. Aquello se iba pareciendo a una compañía. ¿Por qué no jugamos un rato al baloncesto para celebrarlo? Claro. Unas canastas, unos tiros, unos niños de doce años peligrosísimos nos desafían y… lesión. Mi compañero se desgarra el talón de Aquiles (rotura parcial), cojera, no pasa nada. Epi será cojo. 
A mí me va a dar un síncope, no puedo actuar y dirigir. Un amigo se ofrece como tabla de salvamento, codirigirá, aunque tiene trabajo y hay que hacer encaje de bolillos con la tablilla de ensayos. Eso sí, tiene un bastón que le regala a Epi.

Cambiamos de sala de ensayo: AISGE. Hay aire acondicionado, pero el director (cuando puede venir), está dentro de la escena, no hay distancia y no sabemos si es un actor más o será como Kantor que andará por la escena durante la representación. Los días en los que AISGE no se puede usar, nos vamos a la librería Un Gato en Bicicleta en la calle Regina, en la que tenemos más distancia, pero hace un calor terrible.
Necesitamos un teatro, una sala para los últimos ensayos antes del estreno. Pido la Sala Fli (estuve unos cuantos años con los ULEN) y sí me la prestan. Animado, llamo a nuestra primera opción como técnico, una reunión y se sube al barco pirata, perfecto. Vendrá a los ensayos, cuando estemos en la sala Fli.  Por ahora está cerrada, tenemos que ensayar en la sala de danza, la única con corriente eléctrica y unos fluorescestes. El técnico graba un par de ensayos y desaparece, hace mucha calor y puede trabajar en casa con el plano de movimiento grabado en su camararita (me cago en el padre de…¿Sony?).

Sevilla está sumergida en una enorme ola de calor, cambiamos los ensayos de las mañanas a las noches, de manera que terminamos a las 3 de la mañana cada día, o cada noche. En fin, no es problema, a los teatreros nos gusta trasnochar. Así , día, a día, golpe a golpe, verso a verso… llegamos a nuestro último ensayo en la Sala Fli; pero uno de los actores tuvo un ataque de muelas terrible y tuvo que largarse a urgencias. Ahora anda con antibióticos y nolotiles esperando que le baje la infección para que le extraigan los restos de un molar putrefacto.

A todo esto hay que unir: búsqueda de vestuario, atrezzo, escenografía, diseñadora de cartel (gracias Raquel), vídeo (gracias Juan Rivadeneyra), fotografías… Altas, bajas, facturas… ¡Ah, socorro!

Pero ya se ve la meta, estamos a una semana del estreno, deseando compartir nuestro trabajo con todos vosotros. Como dicen los trasnochados de la antigua new age: “Todo ocurre por algo, formamos parte de un plan a nivel cósmico”; y si no es así, qué carajo importa.

¡Salud y mucha mierda!

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